Hospital Arkham para Criminales Dementes.

Extractos de las sesiones con Michelle Green, alias "Marioneta".

Las veces que el segundero de mi reloj ha girado sobre sí misma, siguiendo su patrón de 360 grados. Si fuesen 360, el nombre de dios sería 967.0791501.

2701

electrones viajando a la velocidad de la luz. No podría ser de otro modo, Johann lo dijo antes de salir del avión. Sí, sí lo dijo... dijo que las cosas no tenían una forma definida pero estaba mintiendo. ¿Recuerdas lo que pasó anoche?...

2701 días después de su primera sangre...

[quote]Desconcertado estaba el diablo.... [/quote]

Una cuerda de esparto se ceñía alrededor de la carne de James que permanecía atado de pies y manos a una especie de rueda de madera con remaches de metal puntiagudos. Michelle lo miraba fijamente y sonreía, venir a esta fiesta fetichista no estaba nada mal. Mientras la extravagante dominadora tiraba de la cuerda arrancando una finísima capa de piel del abdomen de un pobre estudiante de filosofía que no tenía demasiado claro en qué clase de lío se había metido, ella decidió bajar a la pista de baile. A través de los altavoces Robert Smith le gritaba al mundo que amaba los gatos.

Lo peor eran las botas, su sobrepeso no le permitía llevar botas de PVC altas sin hacer que sus venas se encogiesen por la presión del plástico estirado en forma de corsé hasta más no poder. Por fortuna la apretadísima falda del mismo material ocultaba las voluptuosidades de sus muslos y el corsé de intrincada manufactura americana aprisionaba su estómago y elevaba sus pechos más allá de lo posible. Los cuerpos no eran más que figuras, no existía el tipo de discriminación de la universidad en la que una estudiante de arte tenía que ser anoréxica para poder triunfar de algún modo en el mundo que sus profesores se empeñaban en presentarle ante sus narices. Pero este lugar era distinto, este lugar era la Vieja Europa, mucho más vieja que Londres con sus edificios victorianos cubiertos de hollín en un patético intento de reproducir el romanticismo de las calles de Praga o las catedrales del Loira. Y aquí a nadie le importase que su cintura tuviera una envergadura de 73 sanísimos centímetros.

[quote] We should have each other to tea huh?
We should have each other with cream
Then curl up by the fire
And sleep for awhile
It’s the grooviest thing
It’s the perfect dream [/quote]

2071 pixels reflejados en su retina desde el espejo, un tercio de susurros guiándola por el camino equivocado...

2071 segundos más tarde...

-¿Cómo puedes salir a la calle de ese modo? Pareces una prostituta, una zorra barata del sur de Londres. Sifilítica, mundana, gorda, de ojos pequeños y dedos como salchicas. ¿Cómo puedes si quiera soportar tu propio reflejo? ¿Cómo puedes maltratar los ojos de los seres humanos con tu presencia infecta?.... – Dijo su reflejo.

Michelle se echó a llorar.

2071 libras disponibles en su cuenta corriente. La mujer que ahora la miraba a través de sus gastados anteojos y que llevaba una bata blanca cubierta de manchas amarillentas dijo que reduciría su peso por tan sólo 900. Sólo en una noche. Ella podría convertirla de nuevo en una mujer y entonces dejaría de ser una bolsa informe de grasa.

2071 minutos de dolor, postrada en una cama, sin mover nada más que los ojos, sintiendo las vendas aprisionando su cuerpo, sintiendo las agujas penetrando su piel, sintiendo la brillante luz de un quirófano sucio y maloliente infectando las células de su cerebro a través de sus ojos perpetuamente abiertos.

-Bienvenida al mundo de los ... vivos, Miss Green.

-¿Ya estoy curada? – Preguntó ella con insistencia.

-Claro, claro que sí. No tiene más que abandonar el hospital. Lo podrá hacer a medianoche- la doctora pareció sonreír

-¿Puedo verme?

-No... aún no, he de decirle que le hemos realizado algunas... modificaciones. Verá... mi esposo es un artista importante y necesitaba cierto material para acabar con sus esculturas. Supongo que no le importará.

-¿ha...ha usado mi...

-¿Su sebo? no... no, por supesto que no. .. Pero sí parte de sus tendones...

La doctora cerró su carpeta, el mundo se tornó negro.

2071 gotas de agua pútrida de las alcantarillas de Budapest mezclada con la sangre de sus venas, desgarradas por pequeños dientecillos de ratas enormes que no le hicieron daño. Michelle se rió.

2071 partículas de anestesia corriendo por sus cuerpo.

-Sé lo que piensas- dijo el hombre rata que lamía la sangre de sus muñecas. Tenía el pelo rubio, lacio, largo hasta los hombros y un fuerte acento escocés. En su mano izquierda jugueteaba con tres bolas de cristal rellenas de algo que parecía alcohol o ... o glicerina, algo transparente y viscoso.

-A mí me gustan ...Me olvidaba, apenas puedes hablar. A las ratas les gustan las niñas bonitas como tú...

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